Qué es la internacionalización de la moneda?
La internacionalización de la moneda es el uso generalizado de una moneda fuera de las fronteras de su país de emisión original. El nivel de internacionalización de una moneda viene determinado por la demanda que los usuarios de otros países tienen de esa moneda. Esta demanda puede estar motivada por el uso de la moneda para liquidar el comercio internacional, para ser mantenida como moneda de reserva o moneda refugio, o en general como medio de cambio indirecto en las economías domésticas de otros países a través de la sustitución de monedas.
Puntos clave
- La internacionalización de la moneda es el uso de una moneda fuera de las fronteras de su país de emisión.
- La moneda de reserva más dominante es el dólar, seguido del euro, el yen japonés y la libra esterlina.
- Los países mantienen monedas extranjeras en sus bancos centrales de reserva para respaldar sus obligaciones y aplicar la política monetaria.
- Las divisas mantenidas en las reservas extranjeras no tienen restricciones de compra y pueden ser facturadas por los exportadores. Las instituciones extranjeras y nacionales deben poder emitir instrumentos negociables en la moneda internacionalizada.
Entender la internacionalización de la moneda
Una faceta importante de la internacionalización de la moneda es que la moneda en cuestión se utiliza no sólo en las transacciones de los residentes del país emisor, sino también en las transacciones entre no residentes; es decir, los no residentes la utilizan en lugar de sus propias monedas nacionales cuando realizan transacciones de bienes, servicios o activos financieros.
La demanda de uso de una moneda fuera de las fronteras del país emisor puede surgir de varias maneras. Los gobiernos y bancos centrales extranjeros pueden utilizar la moneda como moneda de reserva sobre la que piramidar sus propias monedas. Los extranjeros pueden necesitar utilizar la moneda para liquidar el comercio internacional con socios que quieran cobrar en esa moneda. Por último, los extranjeros pueden querer utilizar la moneda junto con sus propias monedas locales o en lugar de ellas para comprar y vender bienes en sus propias economías nacionales.
Entre estos usos, el uso como moneda de reserva de un banco es el más fácil de medir y seguir como indicador de la internacionalización de la moneda. La moneda de reserva más dominante es el dólar, con el euro y el yen japonés en segundo y tercer lugar. Según el Fondo Monetario Internacional, que hace un seguimiento de las reservas de divisas en todo el mundo, en el primer trimestre de 2021, el 59% del total de las reservas de divisas son de U.S. dólares, 20.El 5% se mantiene en el euro, el 5.89% en el yen japonés, y 4.70% en la libra esterlina (GBP).
Requisitos para la internacionalización de la moneda
El Banco de Pagos Internacionales (BPI) destaca algunas características importantes que deben darse para la internacionalización.
Lo más crítico es que el gobierno del país emisor no tiene restricciones para la compra o venta de esa moneda por parte de cualquier entidad. En segundo lugar, los exportadores, ya sean del país en cuestión o de otros, deben poder facturar una parte, si no la totalidad, de sus exportaciones en esa moneda. En tercer lugar, una serie de entidades, incluidas las empresas y bancos privados y oficiales, así como los particulares, deberían poder poseer las cantidades que deseen. Si los bancos centrales extranjeros poseen una cantidad suficiente, la moneda se convertirá en una moneda de reserva. Por último, las empresas e instituciones, tanto nacionales como extranjeras, deberían poder emitir instrumentos negociables en la moneda de ese país, independientemente del lugar de emisión.
Por ejemplo, un mercado emergente puede vender un eurobono a los inversores europeos, pero estar denominado en dólares; o una empresa estadounidense puede emitir un bono en dólares en Asia.
Beneficios de la internacionalización de la moneda
Hay una serie de beneficios para un país cuya moneda está internacionalizada. Desde el punto de vista económico, amplía el ámbito del mercado en el que pueden participar, sin necesidad de cambiar divisas e incurrir en los costes de transacción correspondientes. Proporciona más seguridad a los residentes, que pueden denominar las transacciones extranjeras en su moneda nacional. También pueden pedir préstamos en los mercados extranjeros sin incurrir en el riesgo del tipo de cambio, lo que les permite encontrar una financiación más barata.
En general, la demanda apuntalada de la divisa debería amortiguar los tipos de interés y contribuir así a reducir el coste nacional del capital. Aunque un posible coste de la internacionalización podría ser el efecto desestabilizador si una pérdida de confianza en el extranjero condujera a una venta de activos denominados en la divisa, la mayoría de las principales divisas cuentan con grandes mercados de deuda nacionales que podrían actuar como amortiguadores en ese escenario.
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