La formación de la Unión Europea (UE) allanó el camino hacia un sistema financiero unificado y multinacional bajo una moneda única: el euro. Aunque la mayoría de los países miembros de la UE han acordado adoptar el euro, algunos, como Dinamarca y Suecia (entre otros), han decidido mantener sus propias monedas. Este artículo analiza las razones por las que algunos países de la UE se han alejado del euro y las ventajas que esto puede suponer para sus economías.
En la actualidad, la Unión Europea cuenta con 27 naciones y, de ellas, ocho países no están en la zona euro, el sistema monetario unificado que utiliza el euro. Dinamarca está legalmente exenta de adoptar el euro. Todos los demás países de la UE deben entrar en la eurozona tras cumplir ciertos criterios. Los países, sin embargo, tienen derecho a aplazar el cumplimiento de los criterios de la zona del euro y, por tanto, a posponer su adopción del euro.
Las naciones de la UE son diversas en cuanto a cultura, clima, población y economía. Las naciones tienen diferentes necesidades y retos financieros que abordar. La moneda común impone un sistema de política monetaria central aplicada uniformemente. El problema, sin embargo, es que lo que es bueno para la economía de un país de la eurozona puede ser terrible para otro. La mayoría de los países de la UE que han evitado la eurozona lo hacen para mantener su independencia económica. A continuación se exponen los problemas que muchas naciones de la UE quieren abordar de forma independiente.
Puntos clave
- La Unión Europea tiene 27 países, pero 8 de ellos no pertenecen a la zona del euro y, por tanto, no utilizan el euro.
- Los 8 países optan por utilizar su propia moneda como una forma de mantener la independencia financiera en ciertas cuestiones clave.
- Entre estos temas se encuentran la fijación de la política monetaria, el tratamiento de los problemas específicos de cada país, el manejo de la deuda nacional, la modulación de la inflación y la elección de devaluar la moneda en determinadas circunstancias.
Elaboración de políticas monetarias
Dado que el Banco Central Europeo (BCE) establece las políticas económicas y monetarias de todos los países de la eurozona, no hay independencia para que un Estado individual elabore políticas adaptadas a sus propias condiciones.
El Reino Unido, anterior miembro de la UE, logró recuperarse de la crisis financiera de 2007-2008 recortando rápidamente los tipos de interés nacionales en octubre de 2008 e iniciando un programa de flexibilización cuantitativa en marzo de 2009. En cambio, el Banco Central Europeo esperó hasta 2015 para poner en marcha su programa de flexibilización cuantitativa (crear dinero para comprar bonos del Estado para estimular la economía).
Cómo manejar los problemas específicos de cada país
Cada economía tiene sus propios retos. Grecia, por ejemplo, es muy sensible a las variaciones de los tipos de interés, ya que la mayoría de sus hipotecas tienen un tipo de interés variable en lugar de fijo. Sin embargo, al estar sometida a la normativa del Banco Central Europeo, Grecia no tiene independencia para gestionar los tipos de interés en beneficio de su población y su economía.
Mientras tanto, la economía del Reino Unido también es muy sensible a las variaciones de los tipos de interés. Pero como país no perteneciente a la eurozona, pudo mantener los tipos de interés bajos a través de su banco central, el Banco de Inglaterra.
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El número de países de la UE que no utilizan el euro como moneda; los países son Bulgaria, Croacia, República Checa, Dinamarca, Hungría, Polonia, Rumanía y Suecia.
Prestamista de última instancia
La economía de un país es muy sensible al rendimiento de los bonos del Tesoro. De nuevo, los países no pertenecientes al euro tienen ventaja en este caso. Tienen sus propios bancos centrales independientes que pueden actuar como prestamista de última instancia para la deuda del país. En caso de aumento de los rendimientos de los bonos, estos bancos centrales comienzan a comprar los bonos y, de ese modo, aumentan la liquidez en los mercados.
Los países de la eurozona tienen al BCE como banco central, pero el BCE no compra bonos específicos de los países miembros en estas situaciones. El resultado es que países como Italia se han enfrentado a grandes retos debido al aumento del rendimiento de los bonos.
Una moneda común aporta ventajas a los países miembros de la eurozona, pero también significa que se aplica un sistema de política monetaria centralizada en todos los países; esta política unificada significa que podría establecerse una estructura económica que sea excelente para un país, pero no tan útil para otro.
Medidas de control de la inflación
Cuando la inflación aumenta en una economía, una respuesta eficaz es aumentar los tipos de interés. Los países no pertenecientes al euro pueden hacerlo a través de la política monetaria de sus reguladores independientes. Los países de la eurozona no siempre tienen esa opción. Por ejemplo, tras la crisis económica, el Banco Central Europeo subió los tipos de interés por temor a la alta inflación en Alemania. La medida ayudó a Alemania, pero otros países de la eurozona, como Italia y Portugal, sufrieron los altos tipos de interés.
Devaluación de la moneda
Las naciones pueden enfrentarse a retos económicos debido a ciclos periódicos de alta inflación, salarios elevados, reducción de las exportaciones o reducción de la producción industrial. Este tipo de situaciones pueden manejarse eficazmente devaluando la moneda nacional, lo que abarata las exportaciones y las hace más competitivas y fomenta las inversiones extranjeras. Los países que no pertenecen al euro pueden devaluar sus respectivas monedas cuando lo necesiten. Sin embargo, la eurozona no puede cambiar de forma independiente la valoración del euro: afecta a otros 19 países y está controlada por el Banco Central Europeo.
El resultado final
Los países de la eurozona prosperaron por primera vez con el euro. La moneda común trajo consigo la eliminación de la volatilidad de los tipos de cambio (y los costes asociados), el fácil acceso a un mercado europeo amplio y monetariamente unificado, y la transparencia de los precios.
Sin embargo, la crisis financiera de 2007-2008 puso de manifiesto algunos escollos del euro. Algunas economías de la eurozona han sufrido más que otras (ejemplos: Grecia, España, Italia y Portugal). Debido a la falta de independencia económica, estos países no pueden establecer políticas monetarias que fomenten mejor sus propias recuperaciones. El futuro del euro dependerá de cómo evolucionen las políticas de la UE para afrontar los retos monetarios de cada país bajo una política monetaria única.
Fuentes del artículo
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