Sus cuentas de jubilación puede acabar en un juicio sucesorio después de morir. Pero si elige a sus beneficiarios de forma estratégica, puede evitar ese engorroso y costoso destino, y ahorrar a sus herederos un montón de problemas.
Esto es lo que hay que saber.
Puntos clave
- Los activos de las cuentas de jubilación no tienen que pasar por un proceso de sucesión si se designan correctamente los beneficiarios.
- Lo mejor es nombrar tanto a los beneficiarios principales como a los suplentes.
- Planifique la revisión de la información de sus beneficiarios una vez al año o después de cualquier cambio importante en su vida.
Proteger las cuentas de jubilación de la sucesión
Cuando una persona fallece, la mayor parte de sus bienes quedan congelados hasta que se valide su testamento, se paguen todas sus deudas y se identifiquen los beneficiarios del mismo. Es el proceso legal conocido como sucesión testamentaria. El proceso de sucesión puede transcurrir rápidamente o a paso de tortuga.
Los activos de las cuentas de jubilación, sin embargo, tienen el potencial de evitar la sucesión. Esto incluye las cuentas IRA, 401(k), 403(b) y otros tipos de cuentas de jubilación menos comunes. La razón: Cuando alguien abre una cuenta de jubilación, parte del papeleo incluye el nombramiento de beneficiarios, ya sea uno o tantos como el titular de la cuenta quiera.
Cuando el titular de la cuenta fallece, las entidades financieras donde se mantienen las cuentas, a menudo denominadas custodios, deben entregar esos activos a los beneficiarios designados. El contrato entre el titular de la cuenta y el custodio sustituye al testamento para estos activos, manteniéndolos fuera de la sucesión. Más buenas noticias: en esta situación, los acreedores no pueden echar mano de las cuentas para cobrar las deudas.
Si las cuentas de jubilación no se someten a un proceso de sucesión, los acreedores no podrán cobrar sus deudas.
Errores en la selección de beneficiarios que pueden costarle caro
Sin embargo, las cuentas de jubilación pueden acabar en un proceso de sucesión. Por lo general, esto se debe a un simple error: la designación de los beneficiarios. Estos son algunos ejemplos de cómo puede ocurrir.
No nombrar a su cónyuge, si es necesario
En los estados con régimen de bienes gananciales -Arizona, California, Idaho, Luisiana, Nevada, Nuevo México, Texas, Washington, Wisconsin y, en algunos casos, Alaska, Dakota del Sur y Tennessee- un cónyuge tiene derecho a la mitad de lo que el otro añada a su cuenta de jubilación durante el matrimonio. Esto significa que si el titular de la cuenta de jubilación nombra a otros beneficiarios además de (o en lugar de) su cónyuge, éste puede reclamar parte de los activos; eso enviará las cuentas a la sucesión.
En todos los estados, una persona casada debe nombrar a su cónyuge como beneficiario de una cuenta 401(k), a menos que dicho cónyuge firme una renuncia especial.
Nombrar a un fideicomiso o a su patrimonio como beneficiario
Todo el dinero que se distribuya en su patrimonio pasará por la sucesión. Los cobradores podrán cobrar su parte antes de que los beneficiarios de la herencia reciban la suya.
Nombrar a un menor como beneficiario
Para evitar la sucesión, es importante designar a alguien que administre el dinero de los beneficiarios que aún son menores de edad, hasta que sean adultos. Cualquier entidad financiera puede ayudarle a tramitar la Ley de Transferencias Uniformes a Menores.
Olvidar nombrar a los beneficiarios alternativos
La designación de beneficiarios alternativos puede mantener sus cuentas fuera de la sucesión si sus beneficiarios principales han fallecido o no pueden recibir el dinero.
No mantener al día a los beneficiarios
Este error, demasiado común, puede dar lugar a algunas sorpresas desafortunadas después de su muerte. Por ejemplo, un ex cónyuge o un antiguo amigo que aún figure como beneficiario podría recibir los activos de la cuenta, en lugar de sus herederos actuales.
Lo más importante
Las cuentas de jubilación pueden pasar sin problemas a los beneficiarios nombrados en ellas, siempre que evite algunos errores. Intente revisar sus designaciones de beneficiarios al menos una vez al año o cuando se produzcan cambios importantes en su vida, como un divorcio, un nuevo matrimonio, el fallecimiento de un beneficiario anterior o el nacimiento de uno nuevo.
Fuentes del artículo
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