Los atentados terroristas de gran repercusión en Estados Unidos, Bangladesh, Irak, Francia y Estambul son sólo algunos de los más de 7.000 atentados terroristas conocidos entre el Nov. 13 de 2015, atentado en París y julio de 2016. Los inversores y las empresas de Estados Unidos se han enfrentado a las realidades y tragedias del terrorismo mundial desde al menos 2001, y la amenaza no ha hecho más que aumentar. Aunque el coste humano es devastador, el impacto económico puede ser mayor de lo que la mayoría cree. Las siguientes son cinco formas en que el terrorismo tiene un impacto en la economía.
Puntos clave
- Los actos terroristas pueden provocar un efecto dominó en la economía que tiene repercusiones negativas.
- Lo más evidente es la destrucción económica directa de bienes y vidas.
- El terrorismo afecta indirectamente a la economía al crear incertidumbre en el mercado, xenofobia, pérdida de turismo y aumento de las reclamaciones de seguros.
1. Destrucción económica directa
El impacto más inmediato y medible del terrorismo es la destrucción física. Los terroristas destruyen plantas, máquinas, sistemas de transporte, trabajadores y otros recursos económicos existentes. A menor escala, los actos de terrorismo pueden hacer volar cafés, iglesias o carreteras. Los atentados a gran escala, el más infame de los cuales fue el del World Trade Center en septiembre de 2008, pueden tener un impacto negativo en la economía. 11 de 2001, puede destruir propiedades por valor de miles de millones de dólares y matar sin sentido a miles de trabajadores productivos.
El impacto del terrorismo y la guerra es siempre negativo para la economía, y la destrucción física es una de las razones principales. Se destruyen recursos productivos que podrían haber generado bienes y servicios valiosos, mientras que otros recursos se desvían casi siempre de otros usos productivos para reforzar el ejército y la defensa. Nada de esto crea riqueza ni aumenta el nivel de vida, a pesar de que el gasto militar suele citarse erróneamente como un estimulante; se trata de la „falacia de la ventana rota” que a veces mencionan los economistas.
2. Aumento de la incertidumbre en los mercados
Aun cuando no viva cerca de los atentados terroristas, podría verse afectado indirectamente. Esto se debe a que todo tipo de mercados odian la incertidumbre, y el terrorismo crea mucha de ella. Los mercados financieros se cerraron literalmente después de septiembre. 11 y no se recuperó realmente hasta meses después de la invasión de Irak en 2003.
Existe un amplio debate sobre la profundidad y el alcance del impacto real en los mercados financieros. A medida que aumentan las amenazas y la publicidad del terrorismo mundial, los mercados parecen ser cada vez más resistentes. Los índices bursátiles no bajaron mucho tras los atentados terroristas en Francia que mataron al menos a 129 personas en 2015. Sin embargo, el mortal atentado de Niza (Francia) en 2016 no hace sino acrecentar el sentimiento de que Francia puede ser un lugar cada vez más inestable para vivir y hacer negocios. La verdadera amenaza del terrorismo global desde la perspectiva del inversor tiene que ver con el panorama general, no con incidentes individuales. La inversión y la cooperación internacional son menores en un mundo lleno de terrorismo.
3. Seguros, comercio, turismo e IED
Hay dos industrias obvias especialmente vulnerables a los efectos del terrorismo: los seguros y el turismo. No todas las compañías de seguros pagan en caso de terrorismo internacional o guerras extranjeras, por lo que el impacto es probablemente menor de lo que se podría esperar en un principio. No obstante, el terrorismo es un negocio arriesgado para todos, y las compañías de seguros odian el riesgo tanto como los demás.
El turismo es aún más preocupante. En Francia, por ejemplo, el turismo representa aproximadamente entre el 7% y el 8% del producto interior bruto (PIB) total. Vanguelis Panayotis, director de la consultora turística MKG, declaró a Reuters que esperaba un descenso del 30% de los visitantes a Francia en el mes posterior a los atentados de Niza.
En una escala más amplia, el terrorismo perjudica al comercio internacional. Esto puede deberse a amenazas inminentes, como rutas comerciales y sistemas de distribución comprometidos, o a las reacciones psicológicas y físicas al terrorismo. Esto también significa menos inversión extranjera directa (IED), especialmente en países inestables.
Más de 100.000 millones de dólares
El coste económico directo estimado de los atentados terroristas del 11-S. Incluyendo los efectos indirectos, como la volatilidad del mercado de valores y la pérdida de dólares del turismo, el impacto total se estima en unos 2 billones de dólares.
4. La guerra es la salud del Estado
Hay un viejo dicho en el estudio de la economía política que dice „la guerra es la salud del Estado.” Significa que en tiempos de conflicto, los gobiernos reactivos y los ciudadanos nerviosos están mucho más dispuestos a renunciar a las libertades económicas y políticas a cambio de seguridad. Esto podría dar lugar a un aumento de los impuestos, de los déficits públicos y de la inflación. En tiempos de guerra, el gobierno suele aplicar controles de precios y a veces incluso la nacionalización de industrias.
Los gobiernos son menos eficaces en la gestión de recursos para la actividad económica productiva que los particulares, especialmente cuando esos recursos se cooptan para lograr un objetivo militar estratégico. Cuando los gobiernos se militarizan, la economía privada se resiente. Como demostró el economista e historiador Robert Higgs en su libro "Crisis y Leviatán," muchos controles gubernamentales siguen vigentes mucho después de que terminen las campañas militares.
5. Aumento del nacionalismo y del escepticismo exterior
El último riesgo para la economía es un riesgo político. Esto ya se ve en Estados Unidos y Europa en 2016, donde ha aumentado el escepticismo hacia las culturas extranjeras, las empresas, los trabajadores inmigrantes y los refugiados. Los movimientos populistas ya obtuvieron una especie de victoria en el Reino Unido, donde los sentimientos antiglobalización y anticomercio ayudaron a aprobar el Brexit. Este tipo de acontecimientos políticos importantes tienen una repercusión económica incierta en todo, desde la moneda hasta el comercio y la diplomacia.
Cerrar las fronteras al comercio y a los trabajadores inmigrantes reduce el tamaño y la diversidad de las transacciones económicas y limita los recursos productivos. Los economistas, ya en la época de Adam Smith, sostenían que la división del trabajo y los beneficios del comercio están limitados al tamaño de los factores de producción disponibles. Al igual que un hogar o una ciudad son menos productivos si sólo dependen de los recursos internos, las economías nacionales también se limitan en la medida en que se aíslan de los productores y consumidores externos.
Fuentes del artículo
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