Qué es el valor añadido de los accionistas (SVA)?
El valor añadido para el accionista (SVA) es una medida de los beneficios de explotación que una empresa ha producido por encima de sus costes de financiación, o coste del capital. El cálculo básico es el beneficio neto de explotación después de impuestos (NOPAT) menos el coste del capital, que se basa en el coste medio ponderado del capital de la empresa.
Puntos clave
- El valor añadido de los accionistas (SVA) es una medida de los beneficios de explotación que una empresa ha producido por encima de sus costes de financiación, o coste de capital.
- La fórmula del SVA utiliza el NOPAT, que se basa en los beneficios de explotación y excluye los ahorros fiscales que resultan del uso de la deuda.
- Una de las principales desventajas del valor añadido para el accionista es que es difícil de calcular para las empresas privadas.
Cómo funciona el valor añadido del accionista (SVA)
Algunos inversores en valor utilizan el SVA como herramienta para juzgar la rentabilidad de la empresa y la eficacia de la gestión. Esta línea de pensamiento es congruente con la gestión basada en el valor, que asume que la principal consideración de una empresa debe ser maximizar el valor económico para sus accionistas.
El valor para el accionista se crea cuando los beneficios de una empresa superan sus costes. Pero hay más de una forma de calcularlo. El beneficio neto es una medida aproximada del valor añadido de los accionistas, pero no tiene en cuenta los costes de financiación ni el coste del capital. El valor añadido para el accionista (SVA) muestra los ingresos que una empresa ha obtenido por encima de sus costes de financiación.
El valor añadido del accionista tiene una serie de ventajas. La fórmula del SVA utiliza el NOPAT, que se basa en los beneficios de explotación y excluye los ahorros fiscales que se derivan del uso de la deuda. Elimina el efecto de las decisiones de financiación sobre los beneficios y permite comparar las empresas de forma equitativa, independientemente de su método de financiación.
El NOPAT también excluye los elementos extraordinarios y, por tanto, es una medida más precisa que el beneficio neto de la capacidad de una empresa para generar beneficios con sus operaciones normales. Las partidas extraordinarias incluyen los costes de reestructuración y otros gastos puntuales que pueden afectar temporalmente a los beneficios de una empresa.
Fórmula del valor añadido para el accionista (SVA)
SVA=NOPAT-CCdonde:NOPAT=Beneficio neto de explotación después de impuestosCC=Coste de capital
Valor añadido del accionista en la inversión en valor
La popularidad del SVA alcanzó su punto álgido durante la década de 1980, cuando los directivos y consejos de administración de las empresas fueron objeto de escrutinio por centrarse en los beneficios personales o de la empresa en lugar de centrarse en los accionistas. El SVA ya no es tan apreciado por la comunidad inversora.
Los inversores en valor que se centran en el SVA están más preocupados por generar rendimientos a corto plazo por encima de la media del mercado que por los rendimientos a largo plazo. Esta compensación está implícita en el modelo del SVA, que castiga a las empresas por incurrir en costes de capital en un intento de ampliar sus operaciones comerciales. Los críticos afirman que estos inversores de valor están llevando a las empresas a tomar decisiones con poca visión de futuro en lugar de centrarse en satisfacer a sus clientes.
En cierto sentido, los inversores que se centran en el SVA suelen buscar en realidad el valor añadido en efectivo (CVA). Las empresas que generan mucho efectivo a través de sus operaciones pueden pagar mayores dividendos o mostrar mayores beneficios a corto plazo. Sin embargo, sólo es un efecto próximo a la productividad real o a la creación de riqueza.
Las inversiones reales suelen requerir intensos gastos de capital y pérdidas a corto plazo. Esto es especialmente cierto en la actual era digital impulsada por la innovación y la fuerte inversión en tecnología y experimentación. Un nuevo concepto llamado „blitz-scaling” podría considerarse lo contrario de SVA, ya que no presta ninguna atención a las pérdidas a corto plazo y toda la atención a la creación de valor a largo plazo.
Los accionistas siempre quieren que sus empresas maximicen la rentabilidad, paguen dividendos y muestren beneficios. Los inversores en valor pueden correr el riesgo de ser miopes si se centran sólo en el SVA y no tienen en cuenta las implicaciones a largo plazo de una reinversión demasiado escasa.
Limitaciones del valor añadido del accionista
Una de las principales desventajas del valor añadido del accionista es que es difícil de calcular para las empresas privadas. El SVA requiere el cálculo del coste del capital, incluido el coste de los fondos propios. Esto es difícil para las empresas que son privadas.