Qué es el afán de lucro?
El afán de lucro es la intención de obtener una ganancia monetaria en un proyecto, transacción o esfuerzo material. El ánimo de lucro también puede interpretarse como la razón subyacente por la que un contribuyente o una empresa participan en actividades empresariales de cualquier tipo.
En pocas palabras, el motivo del beneficio sugiere que las personas tienden a realizar acciones que les permitan ganar dinero (obtener beneficios). En el pensamiento económico, Adam Smith identificó el ánimo de lucro en su libro, La riqueza de las naciones, como la propensión humana a la compra, el trueque y el comercio.
Conclusiones clave
- El ánimo de lucro se refiere al impulso de un individuo para emprender actividades que le reporten un beneficio económico neto.
- Debido al motivo del beneficio, las personas se ven inducidas a inventar, innovar y asumir riesgos que de otro modo no correrían.
- El ánimo de lucro es también un término técnico utilizado por las autoridades fiscales para establecer una base para la recaudación de impuestos.
Entender el afán de lucro
Se considera que el afán de lucro es uno de los principales motores de la actividad económica. Los economistas han intentado a menudo averiguar por qué la gente hace las cosas que hace. Algunas respuestas apuntan a la simple supervivencia. En la mayoría de las situaciones, la gente necesita algún tipo de ingreso para pagar las necesidades de la vida. Pero, ¿qué lleva a algunas personas a arriesgarse a crear una empresa o a innovar??
La respuesta puede enmarcarse en el ánimo de lucro de un individuo, es decir, el impulso de emprender una actividad con la esperanza y la expectativa de ser más rico por ello. Según este punto de vista, la razón por la que vivimos en un mundo de teléfonos inteligentes, moda rápida y cafés con leche matcha es porque alguien pensó que podía ganar dinero vendiéndolos.
La idea de un motivo de lucro estaba detrás de la mano invisible de Adam Smith, que sugiere que los individuos interesados en obtener beneficios son ampliamente beneficiosos para la sociedad. Smith señaló que las personas que buscan el beneficio a través de la compra y venta de bienes, por ejemplo, ayudan a distribuir eficazmente el capital y los bienes mucho mejor de lo que podría hacerlo un organismo político.
Cómo funciona el ánimo de lucro
En teoría, el afán de lucro ayuda a todos, desde los individuos hasta las empresas, a decidir qué hacer en un momento determinado. Considerar el beneficio, o el potencial de beneficio, simplifica muchas decisiones. Si una empresa fabrica cinco productos diferentes y obtiene la mayor parte de sus beneficios de sólo dos, la visión del ánimo de lucro sugeriría que la empresa abandonara las líneas no rentables e invirtiera más en las líneas de producción rentables.
Del mismo modo, una persona querría centrarse en las actividades u oportunidades de empleo que ofrezcan el mayor rendimiento por sus esfuerzos. Para algunas personas, esto significa el trabajo mejor pagado. Para otros, puede significar crear su propia empresa con la esperanza de obtener mayores ingresos en el futuro.
En teoría, la rentabilidad de una actividad concreta se comunica mediante señales de mercado que, en última instancia, están en función de la oferta y la demanda. Cuanto mayor sea la demanda (o la demanda potencial), mayor será la rentabilidad (o la rentabilidad potencial). Cuando la rentabilidad es alta, más personas y empresas buscarán esa actividad.
Si bien la idea de que el beneficio forma parte de la motivación que subyace a todo tipo de actividad económica no es controvertida en sí misma, se ha producido un mayor escrutinio y análisis en torno a su aplicación como único factor en la toma de decisiones.
Críticas al motivo del beneficio
En la práctica, el ánimo de lucro es uno de los muchos factores que influyen en la actuación de las personas y las empresas. La gente, en particular, toma sus decisiones basándose en una serie de motivaciones sociales y personales más allá del beneficio.
Las personas pueden elegir una actividad menos rentable porque les beneficia de otras maneras que no se miden en términos de dinero. También se anima a las empresas a no centrarse únicamente en los beneficios, sobre todo con el impulso de los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG).
El rechazo a la motivación del beneficio como motor principal de las decisiones suele estar relacionado con las consecuencias de la crisis financiera de 2008 y la recesión que la siguió. Las empresas motivadas únicamente por los beneficios a corto plazo e incentivadas a buscarlos por el capital de inversión causan estragos en una economía global altamente interconectada.
Aunque muchas de las críticas se dirigieron a las empresas que buscaban beneficios excesivos ignorando los riesgos inherentes, la idea de que el ánimo de lucro es una fuerza benévola que actúa sobre la sociedad también fue un objetivo frecuente. Aunque la idea del ánimo de lucro sigue considerándose correcta en términos generales y permite explicar la actividad económica en términos generales, no pretende ser un libro de jugadas para que las empresas lo utilicen en todas sus decisiones.
Motivo de lucro y fiscalidad
El ánimo de lucro se utiliza de forma más modesta como factor definitorio de las decisiones fiscales. Según el Servicio de Impuestos Internos (IRS), los contribuyentes pueden deducir los gastos ordinarios y necesarios para llevar a cabo una actividad comercial o empresarial. Un gasto ordinario es un gasto que es común y aceptado en el comercio o negocio del contribuyente. Un gasto necesario es aquel que es apropiado para el negocio. Generalmente, una actividad se califica como negocio si se realiza con la expectativa razonable de obtener un beneficio, es decir, una actividad realizada con ánimo de lucro.
El ánimo de lucro es también lo que separa un hobby de un negocio a ojos de Hacienda: las pérdidas de un hobby no son deducibles porque no hay intención de obtener un beneficio económico real. Dado que los pasatiempos son actividades en las que se participa para gratificarse a sí mismo, las pérdidas en las que se incurre por dedicarse a ellos no pueden utilizarse para compensar otros ingresos. Los ingresos por aficiones, aunque sean ocasionales, deben declararse como „ingresos ordinarios” en el formulario 1040.
Los contribuyentes solían ser capaces de deducir las pérdidas por afición como una deducción detallada miscelánea en el Anexo A, pero la Ley de recortes de impuestos y empleos de 2017 eliminó esa deducción.
Otra forma en que un propietario de un negocio puede establecer el motivo de lucro es demostrando que operaron con fines de lucro bajo la prueba de motivo de lucro de nueve criterios del IRS. Los nueve factores críticos utilizados por el IRS para determinar si un negocio se lleva a cabo con fines de lucro o como un hobby son:
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