Qué es la obsolescencia programada?
La obsolescencia planificada describe una estrategia que garantiza deliberadamente que la versión actual de un producto determinado quedará desfasada o inservible en un periodo de tiempo conocido. Este movimiento proactivo garantiza que los consumidores buscarán sustitutos en el futuro, reforzando así la demanda.
La obsolescencia puede lograrse mediante la introducción de un modelo de reemplazo superior, o mediante el diseño intencionado de un producto para que deje de funcionar correctamente dentro de una ventana específica. En cualquier caso, los consumidores preferirán teóricamente los productos de la siguiente generación a los antiguos.
Puntos clave
- La obsolescencia planificada es el acto calculado de asegurarse de que la versión existente de un producto quedará anticuada o inútil en un plazo determinado.
- En los círculos tecnológicos, el ciclo de sustitución de los teléfonos inteligentes ha sido históricamente de dos a tres años, ya que sus componentes subyacentes se desgastan.
- En el ámbito de la ropa, las medias de nailon suelen engancharse, engancharse o correrse, por lo que exigen una sustitución periódica.
Cómo entender la obsolescencia programada
Varios sectores son más conocidos por la obsolescencia planificada que otros. En el ámbito de la moda, está ampliamente aceptado que las medias de nailon están destinadas a agotarse, por lo que requieren una sustitución rutinaria.
Mientras tanto, en el ámbito de la tecnología, el ciclo de sustitución de los dispositivos electrónicos personales, como los smartphones, ha sido históricamente de dos a tres años, porque los componentes empiezan a desgastarse y las nuevas generaciones de software y sistemas operativos se vuelven menos compatibles con el hardware envejecido. Además, los programas informáticos se diseñan a menudo para incluir nuevas funciones y tipos de archivos que son incompatibles con las versiones antiguas del programa.
La obsolescencia planificada difiere de la obsolescencia percibida, que es cuando los diseñadores realizan frecuentes cambios estilísticos en sus productos, debido a la disminución de la deseabilidad percibida de los artículos que no están de moda.
Para no ser menos, el hardware de los ordenadores también es candidato a la obsolescencia programada porque la potencia de cálculo de los microprocesadores suele seguir la Ley de Moore, que observa que el número de transistores que caben en un circuito integrado se duplica aproximadamente cada dos años y el coste de la potencia de procesamiento se reduce a la mitad cada dos años.
Por último, la obsolescencia programada también afecta a los fabricantes de automóviles, que sacan cada año nuevas versiones de sus modelos.
Consideraciones especiales
Reacción de los consumidores
Los consumidores suelen reaccionar negativamente ante la obsolescencia programada, especialmente si las nuevas generaciones de productos no ofrecen mejoras suficientes respecto a las versiones anteriores. Las marcas pueden verse empañadas al avivar artificialmente la demanda mediante este método, lo que acaba por alejar a los clientes.
Sin embargo, la obsolescencia planificada no siempre recibe una atención negativa. Las empresas pueden dedicarse a esta actividad únicamente como medio para controlar los costes. Por ejemplo, un fabricante de teléfonos móviles puede decidir utilizar en sus teléfonos piezas que tienen una vida útil máxima de cinco años, en lugar de piezas que podrían durar 20 años.
La obsolescencia planificada de Apple
Apple Inc. ha sido a menudo el centro del discurso escéptico de los consumidores. La compañía anunció un plan para aceptar pagos directos de los usuarios de iPhone por el hardware que podría ser intercambiado anualmente.
Los observadores señalaron la clara intención de la empresa de acortar el ciclo de sustitución, lo que fue considerado por muchos como un intento evidente de estimular la demanda a costa del consumidor. Los escépticos dudaban de la capacidad de Apple para diseñar mejoras significativas en la funcionalidad con tanta rapidez, un problema al que ya se enfrentaban muchos fabricantes de teléfonos con ciclos de sustitución de dos y tres años.
Aunque Apple se ha negado a reconocer que practica la obsolescencia programada, un estudio de la Universidad de Harvard descubrió que algunas actualizaciones de iOS han reducido la velocidad del procesador de los modelos de iPhone más antiguos, pero no con el propósito explícito de impulsar las ventas de nuevos iPhone. Recientemente, Apple resolvió una demanda colectiva de 2017 sobre este tema, acordando emitir pagos a los clientes y a los gobiernos estatales sobre lo que se ha denominado „batterygate.”
Por supuesto, aunque Apple es conocida por esta práctica, no se ha demostrado de forma inequívoca. Y aunque así fuera, algunos economistas sostienen que la obsolescencia planificada impulsa el progreso tecnológico. Además, otros fabricantes, como los de teléfonos y tabletas Android, también lanzan anualmente nuevas versiones de sus productos.