Definición de metales preciosos

Qué son los metales preciosos?

Los metales preciosos son metales raros y con un alto valor económico, debido a varios factores, como su escasez, su uso en procesos industriales y su papel a lo largo de la historia como depósito de valor. Los metales preciosos más populares entre los inversores son el oro, el platino y la plata.

Puntos clave

  • Los metales preciosos son materias primas raras que desde hace tiempo son valoradas por los inversores.
  • Históricamente se utilizaban como base del dinero, pero hoy en día se negocian principalmente como diversificador de la cartera y cobertura contra la inflación.
  • Los operadores e inversores pueden comprar metales preciosos a través de varios mecanismos, como la posesión de lingotes o monedas físicas, los mercados de derivados o los ETF de metales preciosos.

Comprender los metales preciosos

En el pasado, los metales preciosos desempeñaban un papel fundamental en la economía mundial porque muchas monedas se acuñaban físicamente con metales preciosos o estaban respaldadas por ellos, como en el caso del patrón oro. Sin embargo, hoy en día los inversores compran metales preciosos principalmente como un activo financiero.

Como inversión, los metales preciosos suelen buscarse para diversificar las carteras y como depósito de valor, sobre todo como cobertura contra la inflación y en tiempos de incertidumbre financiera. Para los compradores comerciales, los metales preciosos también pueden ser un componente esencial para productos como la joyería o la electrónica.

Tres de los principales factores que influyen en la demanda de metales preciosos hoy en día son la preocupación por la estabilidad financiera, el miedo a la inflación y la percepción del riesgo de guerra.

El metal precioso más popular para invertir es el oro, seguido de la plata. Los metales preciosos utilizados en procesos industriales, por su parte, incluyen el iridio, que se utiliza en aleaciones especiales, y el paladio, que se emplea en electrónica y aplicaciones químicas.

Invertir en metales preciosos

Los inversores que desean añadir metales preciosos a sus carteras tienen varias formas de hacerlo. Quienes deseen poseer los metales directamente pueden comprar lingotes físicos, como monedas o lingotes acuñados, y guardarlos en una caja de seguridad. Este método de propiedad tiene la ventaja de reducir el riesgo de contraparte, pero también aumenta los costes de almacenamiento y de seguro.

Otros métodos populares son la compra de contratos de futuros del metal en cuestión o la adquisición de acciones de empresas que cotizan en bolsa dedicadas a la exploración o producción de metales preciosos. Los fondos de inversión y los fondos cotizados (ETFs) también ofrecen una variedad de estrategias, incluyendo fondos respaldados por lingotes, carteras de empresas mineras y exposición apalancada.

Aunque pueden tener un cierto grado de seguridad, la inversión en metales preciosos siempre conlleva cierto riesgo. Los precios pueden bajar en épocas de incertidumbre económica, ya que los inversores se ven obligados a liquidar activos para cubrir los márgenes de garantía y otras facturas.

Asimismo, los activos físicos pueden ser difíciles de vender a precios razonables, sobre todo en épocas de gran volatilidad. Y, por supuesto, los metales preciosos conllevan el riesgo añadido de robo si se almacenan en casa.

Ejemplo del mundo real de los metales preciosos

El oro es el metal precioso más destacado, ya que genera constantemente mucha atención por parte de los medios de comunicación financieros, así como de los participantes en el mercado.

Varios factores explican el aumento del deseo de atesorar el brillante metal amarillo:

  • Preocupaciones financieras sistémicas: Cuando los bancos y el dinero se perciben como inestables y/o la estabilidad política es cuestionable, el oro se ha buscado a menudo como un depósito de valor seguro.
  • Inflación: Cuando las tasas reales de rendimiento en los mercados de acciones, bonos o bienes raíces son negativas, la gente suele acudir al oro como un activo que mantendrá su valor.
  • Crisis políticas o bélicas: La guerra y la agitación política siempre han llevado a la gente a acaparar oro. Los ahorros de toda una vida pueden hacerse portátiles y almacenarse hasta que sea necesario cambiarlos por alimentos, refugio o un pasaje seguro a un destino menos peligroso.
  • El oro alcanzó un precio máximo ajustado a la inflación de aproximadamente 2.200 dólares en febrero de 1980, antes de descender a un mínimo de menos de 400 dólares en abril de 2001. En los últimos 20 años, su precio ha subido en general, llegando a casi 2.000 dólares en octubre de 2020.

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