Qué es una política de dividendos?
La política de dividendos es la que utiliza una empresa para estructurar el pago de dividendos a los accionistas. Algunos investigadores sugieren que la política de dividendos es irrelevante, en teoría, porque los inversores pueden vender una parte de sus acciones o cartera si necesitan fondos. Es la teoría de la irrelevancia de los dividendos, que infiere que el pago de dividendos afecta mínimamente al precio de una acción.
Puntos clave
- Los dividendos suelen formar parte de la estrategia de una empresa. Sin embargo, no tienen la obligación de devolver a los accionistas mediante dividendos.
- Estable, constante y residual son los tres tipos de política de dividendos.
- Aunque los inversores saben que las empresas no están obligadas a pagar dividendos, muchos lo consideran un indicador de la salud financiera de esa empresa concreta.
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Qué es un dividendo?
Cómo funciona una política de dividendos
A pesar de la sugerencia de que la política de dividendos es irrelevante, es un ingreso para los accionistas. Los dirigentes de la empresa suelen ser los mayores accionistas y son los que más ganan con una política de dividendos generosa.
La mayoría de las empresas consideran la política de dividendos como una parte integral de su estrategia corporativa. La dirección debe decidir el importe del dividendo, el calendario y otros factores que influyen en el pago de dividendos. Hay tres tipos de políticas de dividendos: una política de dividendos estables, una política de dividendos constantes y una política de dividendos residuales.
Tipos de políticas de dividendos
Política de dividendos estable
Una política de dividendos estable es la más fácil y la más utilizada. El objetivo de la política es un reparto de dividendos constante y predecible cada año, que es lo que busca la mayoría de los inversores. Tanto si los beneficios suben como si bajan, los inversores reciben un dividendo.
El objetivo es alinear la política de dividendos con el crecimiento a largo plazo de la empresa y no con la volatilidad de los beneficios trimestrales. Este enfoque da al accionista más seguridad en cuanto a la cantidad y el calendario del dividendo.
Política de dividendos constantes
El principal inconveniente de la política de dividendos estables es que los inversores pueden no ver un aumento de los dividendos en los años de bonanza. Con la política de dividendos constantes, una empresa paga un porcentaje de sus beneficios como dividendos cada año. De este modo, los inversores experimentan toda la volatilidad de los beneficios de la empresa.
Si los beneficios suben, los inversores reciben un dividendo mayor; si los beneficios bajan, los inversores pueden no recibir un dividendo. El principal inconveniente del método es la volatilidad de los beneficios y los dividendos. Es difícil planificar financieramente cuando los ingresos por dividendos son muy volátiles.
Política de dividendos residuales
La política de dividendos residuales también es muy volátil, pero algunos inversores la consideran la única política de dividendos aceptable. Con una política de dividendos residuales, la empresa paga los dividendos que le quedan después de haber pagado los gastos de capital (CAPEX) y el capital circulante.
Este enfoque es volátil, pero es el que tiene más sentido en términos de operaciones comerciales. Los inversores no quieren invertir en una empresa que justifica su mayor endeudamiento con la necesidad de pagar dividendos.
Ejemplo de política de dividendos
Kinder Morgan (KMI) sorprendió al mundo de la inversión cuando en 2015 recortó un 75% el reparto de dividendos, una medida que hizo que el precio de sus acciones se hundiera. Sin embargo, muchos inversores consideraron que la empresa tenía una base sólida y tomaba decisiones financieras acertadas para su futuro. En este caso, una empresa que recorta su dividendo en realidad funcionó a su favor, y seis meses después del recorte, Kinder Morgan vio cómo el precio de sus acciones subía casi un 25%. A principios de 2019, la empresa volvió a elevar su pago de dividendos en un 25%, una medida que ayudó a revigorizar la confianza de los inversores en la empresa energética.
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