Qué es una cláusula de liquidación de compra?
La cláusula de liquidación de la compra es una disposición contractual que suele aparecer en los contratos de seguro de responsabilidad civil. Esta cláusula otorga al asegurado el derecho a rechazar una oferta de liquidación realizada por la aseguradora. Si el asegurado ejerce este derecho, la aseguradora compra la póliza. El tomador del seguro puede utilizar este dinero para liquidar el siniestro por su cuenta, sin el apoyo de su aseguradora.
Puntos clave
- Una cláusula de liquidación de compra es una disposición contractual que se encuentra en muchos contratos de seguros.
- La cláusula permite al asegurado rechazar una oferta de liquidación hecha por su aseguradora.
- Si ejercen la cláusula de liquidación de la compra, el asegurado recibe el importe de la liquidación como pago de la compra, liberando a la aseguradora de cualquier responsabilidad futura asociada al siniestro.
- Los asegurados pueden utilizar el pago para llegar a un acuerdo con el demandante por una cantidad menor o para pagar los costes legales incurridos.
Cómo funcionan las cláusulas de liquidación de compras
Las cláusulas de liquidación de compras suelen formar parte del sector de los seguros de responsabilidad civil. Existen para proteger a los asegurados contra el riesgo de que las compañías de seguros ofrezcan un acuerdo a otra parte sin la aprobación del asegurado. Los detalles de estas cláusulas suelen figurar en los contratos de las pólizas de seguros.
Para demostrar cómo funciona la cláusula, consideremos el caso de un propietario de un negocio que contrata un seguro de responsabilidad civil empresarial. Un cliente que se cae y se lesiona en las instalaciones de la empresa puede demandar al negocio, alegando que el incidente ocurrió porque el negocio no mantuvo adecuadamente sus instalaciones. En este caso, es posible que la aseguradora de la empresa desee resolver la demanda rápidamente para evitar incurrir en gastos legales y pasar una cantidad significativa de tiempo en los tribunales.
Para evitar estos costes, la aseguradora puede ofrecer una solución extrajudicial a la reclamación del cliente. Sin embargo, algunos asegurados pueden no estar de acuerdo con esta decisión, ya sea porque creen que la demanda es frívola o porque creen que pueden llegar a un acuerdo por una cantidad menor en una fecha posterior. En este caso, el asegurado puede optar por gestionar la demanda por su cuenta en lugar de permitir que su aseguradora llegue a un acuerdo en su nombre. Para ello, el tomador del seguro puede ejercer la cláusula de liquidación por compra en su contrato de seguro. Una vez que el tomador del seguro ejerce esta cláusula, su aseguradora paga la cantidad que había previsto ofrecer como liquidación. La aseguradora compra al titular del seguro mediante este pago, liberándolo de cualquier otra responsabilidad derivada de esta reclamación.
El tomador del seguro, por su parte, es libre de utilizar esta cantidad de liquidación para resolver la demanda o financiar el coste de la lucha contra la demanda en los tribunales. No hay garantía de que los esfuerzos para luchar contra la demanda tengan éxito, y es posible que el asegurado acabe pagando más que la oferta de acuerdo inicial. Todos los costes y riesgos adicionales son asumidos por el tomador del seguro.
Los asegurados que llegan a un acuerdo por menos de la oferta de la aseguradora pueden quedarse con la diferencia, mientras que los que acaban incurriendo en más gastos deben pagar la diferencia de su bolsillo.
Ejemplo de cláusula de liquidación por compra
Michael es propietario de un pequeño comercio. Toma todas las precauciones razonables para asegurarse de que su tienda está limpia, bien iluminada y libre de cualquier peligro de tropiezo u otros riesgos potenciales. Como precaución adicional, también adquiere un seguro de responsabilidad civil comercial (CGL) para protegerse de cualquier demanda que pueda surgir.
Un día, Michael recibe la notificación de una demanda de un cliente, que alega haber sufrido una lesión grave y costosa tras tropezar con una mercancía mal colocada mientras visitaba su tienda. La demanda del cliente describe su tienda como desordenada y mal iluminada, con muchos peligros de tropiezo. Al ver la demanda, Michael considera que las reclamaciones son falsas y que las condiciones descritas no guardan relación con el estado real de su tienda.
A pesar de estas discrepancias, la aseguradora de Michael recomienda llegar a un acuerdo para evitar gastos legales potencialmente costosos. Al fin y al cabo, defenderse de la reclamación en los tribunales consumiría un tiempo valioso; sería más sencillo pagar una indemnización al cliente. Aunque Michael entiende que ésta podría ser la opción más práctica, se siente ofendido por la demanda deshonesta del cliente y decide luchar contra la reclamación en los tribunales. El asegurador considera que, dado que la descripción de su tienda por parte del cliente no coincide con el estado real de la misma, debería poder defenderse basándose en fuentes como las imágenes de las cámaras de su propia tienda y los testimonios de otros clientes.
Por este motivo, Michael decide ejercer la cláusula de liquidación de su contrato de seguro. Recibirá el importe del acuerdo de su aseguradora como un pago de compra, liberando a la aseguradora de cualquier otra responsabilidad resultante de esta reclamación. Michael es libre de llevar el caso por su cuenta y puede utilizar los fondos del acuerdo para pagar los costes. Puede utilizar una parte para llegar a un acuerdo con el demandante y quedarse con el resto de los fondos. Si el demandante gana, puede utilizar el pago para el acuerdo judicial real, pero debe cubrir los costes adicionales de su bolsillo.