Qué es el flujo especulativo
El flujo especulativo es el movimiento de dinero caliente hacia las acciones de un sector o empresa específica o una clase de activos en un intento de obtener ganancias a corto plazo. El flujo especulativo puede ser sostenido o de corta duración, y si es lo suficientemente grande, el aumento de la demanda creará una presión al alza en el precio de los valores donde el dinero está fluyendo.
Entender el flujo especulativo
La especulación no debe confundirse con la inversión informada. Los especuladores suelen saber muy poco sobre los fundamentos de una empresa o de un sector, o sobre los motores subyacentes de una clase de activos concreta. Sin embargo, si creen que algo va a subir, pueden apostar por el objeto de su adoración. Otros especuladores con ideas afines pueden enterarse de una operación interesante y unirse a ella, aumentando el flujo especulativo de dinero hacia un valor: una acción, un ETF sectorial, bonos basura, una moneda extranjera, una criptomoneda, etc.
Aunque el flujo especulativo suele tener una mala reputación en lo que respecta a sus efectos, también puede ser una fuerza para el bien. Por ejemplo, el flujo especulativo puede proporcionar liquidez a empresas o sectores incipientes que están luchando por alcanzar su potencial de mercado. Una afluencia de dinero puede ayudar a estos sectores a escalar y construir la infraestructura y la estrategia de marketing necesarias para ganar nuevas audiencias. El flujo especulativo puede tener el mismo efecto en las economías en desarrollo o subdesarrolladas, permitiéndoles impulsar el crecimiento.
Puntos clave a tener en cuenta
- El flujo especulativo es el movimiento de dinero caliente hacia acciones de un sector o empresa o clase de activos para obtener ganancias a corto plazo.
- El flujo especulativo no suele basarse en fundamentos o análisis profundos.
- Los flujos especulativos también pueden tener un efecto positivo en sectores nacientes o empresas que luchan por construir nuevos mercados.
Ejemplo de flujo especulativo
En cualquier día de negociación, hay flujos especulativos en todos los rincones de los mercados. Los que aparecen en las noticias resultan ser los casos más interesantes que implican nombres o clases de activos con los que mucha gente está familiarizada. Por ejemplo, Twitter, que salió a bolsa en 2013. Poco después de salir al mercado, el flujo especulativo masivo llevó a la acción desde su precio de salida a bolsa de 26 dólares por acción hasta cerca de 45 dólares al final de su primer día de cotización. Los flujos especulativos hacia las acciones suelen producirse cuando se rumorea que la empresa va a ser comprada.
Otro ejemplo de una clase de activo propenso a la corriente especulativa -ésta global y gigantesca- es el petróleo crudo. Cuando los operadores esperan que estallen las tensiones en Oriente Medio, que la OPEP se mantenga unida o que el suministro de petróleo se vea limitado de alguna manera, pueden comprar agresivamente contratos de futuros de petróleo crudo en un intento de obtener beneficios a corto plazo de un posible aumento de los precios del petróleo.
Otro ejemplo de especulación se produjo durante la crisis inmobiliaria de 2006. Los especuladores inyectaron dinero en el mercado inmobiliario y aumentaron la oferta de viviendas disponibles en previsión de ganancias. Su razonamiento sobre el auge del mercado inmobiliario no se basaba en la realidad económica actual. Según la investigación, se ancló, en parte, en la extrapolación de los cambios del mercado de la vivienda en el pasado. Sin embargo, el guión se alteró en 2006 y el exceso de viviendas no se transformó en un auge ni en beneficios. En cambio, condujo a una caída.
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