Definición de eficiencia de precios

Qué es la eficiencia de precios?

La eficiencia de los precios es una teoría de la inversión que afirma que los precios de los activos reflejan la posesión de toda la información disponible por parte de todos los participantes en el mercado.

Puntos clave

  • La eficiencia de los precios es la creencia de que los precios de los activos reflejan la posesión de toda la información disponible por parte de todos los participantes en el mercado.
  • La teoría postula que los mercados son eficientes porque toda la información relevante que influye en las valoraciones es de dominio público.
  • La eficiencia de los precios es un artículo de fe compartido por los partidarios de las tres versiones de la hipótesis del mercado eficiente (HME).
  • Los críticos señalan que la eficiencia de los precios es defectuosa porque no todos piensan igual.

Comprender la eficiencia de los precios

La teoría de la eficiencia de los precios postula que los mercados son eficientes porque toda la información relevante que influye en las valoraciones es de dominio público. Esto significa que debería ser casi imposible para los inversores obtener un exceso de rentabilidad o „alfa” de forma consistente.

La hipótesis del mercado eficiente (HME) afirma que el mercado asimila racionalmente toda la información disponible y la valora inmediatamente en la valoración de los activos. La eficiencia de los precios es un artículo de fe compartido por los partidarios de las tres versiones de la HME. Cada versión de esta teoría supone que los precios -y los mercados- son eficientes.

  • Los defensores de la forma „débil” de la HME afirman que los precios actuales de los valores que cotizan en bolsa reflejan toda la información disponible sobre ellos, por lo que sus precios pasados no ofrecen ninguna orientación para predecir la evolución futura de los precios.
  • La versión „semifuerte” de la HME sostiene que, aunque los precios son eficientes, reaccionan instantáneamente a la nueva información.
  • Por último, los partidarios de la versión „fuerte” de la HME sostienen que los precios de los activos no sólo reflejan el conocimiento público, sino también la información privada.
  • Ejemplo de eficiencia de precios

    La empresa ficticia CDE cotiza actualmente a 20 dólares por acción. Un día, como es de esperar, publica su último informe de resultados, accesible en línea para todo el mundo. Los resultados son buenos, se mejoran las previsiones, superando las estimaciones del consenso, y CDE también añade que está cerca de realizar una gran adquisición que ofrece muchas sinergias y debería duplicar los beneficios.

    La noticia de que CDE planea utilizar parte de su exceso de capital para perseguir una nueva y emocionante oportunidad de crecimiento hará que, presumiblemente, el precio de las acciones suba, al igual que una perspectiva comercial más brillante. Todo el mundo recibió esta información, y se espera que todos estén de acuerdo en que la empresa ahora vale más, lo que da lugar a la eficiencia del precio.

    Si esta gran actualización sólo estuviera disponible para un número reducido de personas. habría menos eficiencia en los precios. Aquellos que no sean conscientes no verán ninguna razón por la que las acciones deban cotizar a más de 20 dólares, ya que, a su entender, nada ha cambiado. Los conocedores tendrán probablemente otras ideas, lo que aumentará la valoración del CDE. De repente, el precio del CDE no refleja toda la información disponible en el dominio público.

    Limitaciones de la eficiencia del precio

    La HME es una piedra angular de la teoría financiera moderna, pero sigue siendo objeto de mucho escrutinio. Los críticos señalan que la eficiencia de los precios parte de muchos supuestos que no siempre se cumplen en la realidad.

    No todo el mundo tendrá la misma idea de cuánto debería valer un activo, aunque todos tengan la misma información. La percepción puede ser diferente. Por ejemplo, algunos inversores pueden ser muy optimistas sobre la estrategia de adquisición de CDE, mientras que otros pueden cuestionar la lógica y ver trampas. Del mismo modo, algunos inversores pueden valorar a las empresas que acumulan dinero en efectivo frente a las que tratan de ponerlo a trabajar, creyendo que esto augura un mejor pago de dividendos.

    Una forma de pensar diferente conduce a posibles anomalías en la fijación de precios, lo que socava la noción planteada por la HME de que es imposible que los inversores compren acciones infravaloradas o vendan acciones a precios inflados.

    Otro ejemplo que cuestiona la idea de que los precios de las acciones no se desvían drásticamente de sus valores razonables son las grandes caídas de la bolsa. Estas caídas se basan a menudo en el sentimiento general, más que en un cambio específico en los fundamentos de una empresa.

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