Qué es una estimación de buena fe?
El dinero de buena fe es un depósito de dinero en una cuenta por parte de un comprador para demostrar que tiene la intención de completar un acuerdo. El dinero de buena fe suele aplicarse posteriormente a la compra, pero puede no ser reembolsable si el acuerdo no se lleva a cabo.
Puntos clave
- El dinero de buena fe actúa como depósito de seguridad para completar una compra.
- Este pago no suele ser reembolsable, pero se abona al precio final de la compra.
- Cuando el vendedor quiere calificar y motivar a un comprador, la cantidad de depósito solicitada será mayor.
- Dependiendo de la oferta y la demanda, las cantidades de dinero de buena fe pueden variar como un porcentaje del precio final.
- Tanto el vendedor como el comprador deben especificar por escrito las condiciones del dinero de buena fe.
- El dinero de buena fe suele ser una fuerte motivación para que el comprador cierre el trato, ya que representa un posible coste a fondo perdido; cuanto más alto sea el coste, más probable es que siga adelante con la compra.
Cómo entender el dinero de buena fe
El dinero de buena fe también puede conocerse como dinero de garantía y actúa de forma similar a la fianza de una propiedad alquilada. Mientras que el depósito de seguridad de una casa de alquiler, un vehículo o un equipo puede tomarse como un seguro contra daños, el dinero de buena fe suele tomarse como un seguro contra la pérdida de oportunidades en caso de que el comprador no lleve a cabo la compra.
En la mayoría de los casos, el importe del depósito será un porcentaje del importe total adeudado: un pequeño porcentaje para algo grande como una casa o un contrato de alquiler, y un porcentaje mayor para compras más pequeñas de artículos consumibles. Un ejemplo común de dinero de buena fe es el llamado depósito de garantía que exigen la mayoría de los vendedores de viviendas para firmar un contrato de venta con un comprador.
Cantidades de dinero de buena fe
La cantidad de dinero de buena fe utilizada para iniciar un contrato con un vendedor variará considerablemente en función del bien, el mercado local y la credibilidad del comprador. Por ejemplo, cuando el mercado de la vivienda en una localidad determinada está muy caliente y varios compradores hacen ofertas por las mismas propiedades, el depósito de garantía previsto, en algunas zonas, puede aumentar más que el estándar del 1% al 3% del precio potencial de compra de la vivienda.
En los barrios caros, esta cantidad puede ser tan importante que el comprador tiene muchos más incentivos para realizar la compra, en lugar de retrasarla mientras se resuelve la financiación. Así, los compradores que no disponen de financiación son eliminados en favor de los compradores con mayor solvencia financiera.
El dinero de buena fe como motivación
Este fenómeno refleja el hecho de que, aunque el dinero es ostensiblemente para que el vendedor compense el coste de oportunidad de hacer negocios con un comprador diferente, la mayor demanda permite al vendedor exigir más arras, empujando al comprador a tomar rápidamente una decisión de inmediato.
Esto también crea un sesgo de coste a fondo perdido en los compradores que puede ayudarles a superar el remordimiento del comprador si pujan por la propiedad demasiado alto. En cualquier caso, una gran exigencia de arras funciona a favor del vendedor y debería ser una pequeña señal de advertencia de que está a punto de pagar una prima extra por la propiedad. Para alguien que busca hacer una compra astuta, esto sería una señal de advertencia para dejar pasar la propiedad.
La mayoría de los depósitos de buena fe forman parte de un acuerdo en el que se detallan las condiciones en las que el comprador puede perder su depósito si no puede o no quiere completar el contrato. El acuerdo por escrito es importante para que el comprador se asegure de que el depósito se destinará realmente a la compra.
A veces, el comprador potencial puede recuperar su dinero de buena fe en función de las condiciones del acuerdo. Por ejemplo, si la casa no pasa la inspección de un profesional, suele ser una razón justa y justificada para recuperar el dinero de buena fe.
Un depósito de buena fe puede parecer un poco como una opción de compra porque el comprador tiene derecho a completar la compra final. Sin embargo, a diferencia de una opción, el dinero de buena fe suele aplicarse al precio final de compra, mientras que la prima de una opción de compra no lo hace.
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