Alemania desempeña un papel de liderazgo clave entre los países de la eurozona que la rodean. La nación tenía la mayor economía de Europa y un desempleo relativamente bajo en comparación con otros países de la zona euro a finales de 2020. Christine Lagarde fue la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2018 y enumeró tres cuestiones que preocupan a Alemania, tanto por su propio futuro como por el de otras naciones europeas.
En 2020, la crisis de la coronación cambió sustancialmente las perspectivas económicas de Alemania y del resto de Europa. Lagarde se convirtió más tarde en presidenta del Banco Central Europeo (BCE), donde aplicó agresivas medidas de estímulo, a pesar de las objeciones de los responsables políticos alemanes.
A corto plazo, la necesidad de hacer frente al virus y el impacto económico de las medidas de contención dominan la atención pública. Sin embargo, es probable que los problemas señalados por Lagarde en 2018 continúen a lo largo de la década de 2020. En todo caso, la crisis del coronavirus parece que aumentará algunos de estos desequilibrios.
1. Bajo crecimiento salarial e inflación
Uno de los retos a los que se enfrenta Alemania es mejorar el crecimiento salarial de los trabajadores. Tras la crisis financiera mundial de 2008, los trabajadores alemanes aceptaron un bajo crecimiento salarial a cambio de seguridad laboral.
Sin embargo, Alemania seguía teniendo una tasa de desempleo relativamente baja en 2020, a pesar de que el desempleo era mucho más alto en muchos otros países. Si los trabajadores alemanes recibieran aumentos salariales, podrían inclinarse a gastar más y ahorrar menos, lo que impulsaría la economía alemana.
Según Lagarde, un aumento del crecimiento salarial en Alemania también ayudaría a otros países de la zona euro. Esto acercaría la tasa de inflación de la zona del euro al objetivo del Banco Central Europeo y mantendría los precios estables.
Según la curva de Phillips, el crecimiento económico lleva a la inflación. Esto significa que la famosa baja tasa de inflación de Alemania deja espacio para más políticas a favor del crecimiento.
2. Una sociedad que envejece y una deuda baja
Alemania tenía un superávit presupuestario antes de la crisis coronaria y su ratio de deuda pública era inferior al de la mayoría de los países desarrollados. Por lo tanto, hay más espacio para que el gobierno aumente el gasto público.
Sin embargo, el gobierno debe elegir cómo asignar los recursos a las iniciativas de inversión a largo plazo y, al mismo tiempo, ahorrar dinero para pagar las pensiones y la asistencia sanitaria de su población envejecida. Algunas de estas iniciativas son la construcción de carreteras, los programas de formación para la reciente afluencia de refugiados, la atención infantil de calidad y los programas extraescolares.
Alemania depende en gran medida de su industria automovilística y de las exportaciones a los países asiáticos, muchos de los cuales se están industrializando. Pero algunos economistas ven la necesidad de que Alemania invierta más en empresas digitales y R&D. El gobierno está gastando más para impulsar la inversión de capital riesgo en pequeñas y medianas empresas que persiguen innovaciones de software y tecnología.
3. Ahorro e inversión equilibrados
Alemania tuvo el mayor superávit por cuenta corriente del mundo, lo que significa que el país exportó más de lo que importó. Pero esto implica que los ciudadanos alemanes ahorran en lugar de gastar, lo que dificulta el crecimiento económico. Lagarde considera que el superávit por cuenta corriente es demasiado grande. Ve un reto importante para Alemania en cuanto a la reducción de la necesidad de la población de ahorrar para la jubilación, alentando a los trabajadores de más edad a permanecer en la fuerza laboral.
Es cierto que la crisis del coronavirus provocó el cierre temporal de las fronteras y la reducción del comercio. Por otro lado, las relativamente escasas muertes relacionadas con el coronavirus en Alemania y la pronta reapertura de la economía podrían aumentar sus ventajas al reanudarse el comercio.
Europa y el aumento del riesgo transfronterizo
Toda la zona del euro mostraba signos de un potencial crecimiento fuerte en 2018, según Lagarde. Sin embargo, previó sabiamente que Alemania y sus vecinos necesitaban un colchón que les proporcionara alivio durante la siguiente recesión económica. Lagarde pidió el avance de la unión de mercados de capitales para fomentar el reparto transfronterizo de riesgos. Para ello sería necesario que los países con altos niveles de deuda reformaran sus presupuestos y que todos los países aumentaran su productividad.
Lamentablemente, la productividad se ha estancado en su mayor parte desde la crisis financiera mundial. Además, la ruptura temporal de las fronteras abiertas dentro de Europa durante la crisis del coronavirus puso de manifiesto la necesidad de reforzar la integración europea.
Alemania entró en 2020 con unas perspectivas económicas halagüeñas, pero eso fue antes de la recesión del coronavirus. El país se verá sin duda afectado por la velocidad de las reformas en la zona del euro, que son más lentas de lo que Alemania desearía. Las barreras al comercio ya estaban en alza y aumentaron drásticamente durante la propagación del virus. Todos estos factores podrían dificultar el crecimiento de Alemania y de otros países europeos.
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