A menudo se hace referencia a la región del Caribe como un crisol de culturas debido a la gran diversidad cultural, lingüística y étnica de cada una de sus islas. Hasta 43.5 millones de personas residen en un total de 28 naciones insulares diferentes en las Antillas, cada una de las cuales posee sus propias características económicas.
n casi todos los casos, se puede encontrar un entorno políticamente estable en todo el Caribe. La mitad de las islas que componen la región, por ejemplo, son territorios de ultramar del Reino Unido, los Estados Unidos, los Países Bajos o Francia, mientras que la otra mitad son naciones soberanas. Además, algunas islas están mucho más desarrolladas que otras. Como ejemplo, según el Banco Mundial, Haití, la segunda nación del Caribe por población, es el país más pobre de todo el hemisferio occidental. Por otro lado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ya no considera al estado de las dos islas de Trinidad y Tobago como un país en desarrollo.
Aunque cada isla del Caribe tiene sus propias características económicas, hay una serie de características comunes que comparten las distintas economías de la región. A continuación se analizan algunas de estas características.
Conclusiones clave
- El Caribe está definido por una serie de naciones insulares, muchas de las cuales derivan de un linaje colonial.
- Estas pequeñas economías dependen de la producción agrícola (e.g. caña de azúcar), la pesca y el turismo.
- Sin embargo, los países insulares carecen de recursos naturales y están expuestos a catástrofes naturales que van desde volcanes hasta huracanes.
Apertura comercial
Las economías caribeñas se han beneficiado enormemente de las sólidas relaciones comerciales regionales e internacionales. El pequeño tamaño físico de la mayoría de las islas ha hecho prácticamente imposible que cualquier nación caribeña produzca por sí misma todos los bienes que necesitan sus ciudadanos y empresas. A modo de ejemplo, el Territorio Británico de Ultramar de Montserrat tiene una construcción abundante, pero depende en gran medida de las importaciones de las islas vecinas y de Estados Unidos para satisfacer la demanda local de frutas y verduras.
El comercio es tan vital para la supervivencia de las economías caribeñas que se han formado múltiples bloques comerciales en la región, todos ellos destinados a eliminar las barreras comerciales, como los aranceles y las cuotas, entre los estados miembros. La Comunidad y Mercado Común del Caribe (CARICOM) y la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO) son las dos alianzas comerciales más populares en las Antillas. Además, muchas islas han establecido acuerdos comerciales preferenciales con Canadá y miembros de la Unión Europea. Esto ayuda a exponer estas pequeñas economías a mercados más amplios.
Recursos naturales limitados
Como ya se ha mencionado, el comercio desempeña un papel muy importante en el desarrollo de las economías caribeñas. Aunque algunas islas, como Anguila, Bermudas y las Islas Caimán, dependen en gran medida del turismo y los servicios financieros para obtener divisas, la mayoría de los países caribeños obtienen sus ingresos de la exportación de materias primas y productos manufacturados a los mercados internacionales. A largo plazo, esto puede ser un problema debido a la cantidad limitada de recursos que poseen estas naciones.
La obtención de divisas es una actividad fundamental para todas las naciones. Un gobierno que posee considerables reservas de divisas puede desarrollar sus economías locales adquiriendo infraestructuras públicas de última generación en el extranjero y mejorando así sus servicios sociales nacionales. En un esfuerzo por aumentar su nivel de vida, los estados caribeños pueden intentar obtener más divisas exportando y, por lo tanto, suponiendo una gran carga para sus limitados recursos naturales. Esto llevaría a un completo agotamiento de los pocos recursos que tienen.
Vulnerable a las catástrofes naturales
En numerosas ocasiones, las catástrofes naturales han impedido el progreso económico en el Caribe. Como resultado de la ubicación geográfica de la región, prácticamente todas las economías del Caribe son susceptibles a las peligrosas fuerzas de la naturaleza. Entre los meses de junio y noviembre, los huracanes amenazan a estas pequeñas naciones. Además, siempre existe la posibilidad de que se produzca una erupción volcánica o un terremoto sin previo aviso. En otras palabras, tanto las empresas como los gobiernos tienen que estar constantemente preparados para los acontecimientos inesperados que podrían dar lugar a la pérdida repentina de infraestructuras muy necesarias, de capital valioso y de vidas irreemplazables.
Cuando una isla del Caribe se ve afectada por una catástrofe natural, su gobierno se ve obligado a destinar sus limitados recursos financieros a reconstruir la economía reparando los daños. Por lo tanto, la ocurrencia de varias catástrofes naturales dará lugar a un uso ineficiente del capital y obstaculizará el crecimiento económico a largo plazo. Además, un gran acto de Dios hará que se reduzcan los fondos asignados a los servicios sociales, como la sanidad y la educación, y por tanto disminuirá el nivel de vida del país.
Por ejemplo, en 2004, el huracán Iván causó daños materiales e infraestructurales por valor de más de 360 millones de dólares sólo en Jamaica. En lugar de servir la deuda o invertir ese dinero en aumentar la capacidad productiva de la isla, los fondos tuvieron que utilizarse sólo para devolver la isla al estado en que se encontraba antes del huracán Iván.
El resultado final
Al igual que la cultura de las islas del Caribe, la economía de cada país es diferente. Algunas islas tienen una mayor diversidad de sectores que otras, mientras que otras dependen de la ayuda exterior para mantenerse a flote. Sin embargo, muchas naciones del Caribe comparten características y retos económicos similares. En general, se dedican a la liberalización del comercio y se limitan a exportar una cantidad limitada de recursos naturales para obtener divisas.
Fuentes del artículo
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